lunes, 14 de noviembre de 2016

LAGUNA NEGRA DE ÚRBION.

Mis historias y leyendas guardas, entre tus aguas verdinegras, que poetas y trovadores ensalzaron. Laguna Negra de Úrbion, serena y oscura. El Otoño, viste de gala tus orillas, con colores ocres y bermejos, con tenues pinceladas de primerizas nieves, que pronto volverán, a cubrir de níveo silencio, estas cumbres de Úrbion. Quedará toda la Sierra, muda y silente; salvo el Cierzo que consigo traerá frío y soledad. Hasta que de nuevo en primavera, todo despertará del largo letargo invernal.

lunes, 7 de noviembre de 2016

HAYEDO DE LA PEDROSA

En Otoño la Naturaleza se despereza del sopor del verano, con sus múltiples manifestaciones y se prepara para recibir al largo, gélido Invierno. Los bosques de Hayas, visten sus mejores galas, son mágicos, como de cuento de hadas, con su sinfonía de colores, son templos de la Naturaleza. No puedo faltar a mi cita como cada otoño con este hayedo del puerto de la Quesera que está entre la provincia de Guadalajara y el termino de Riofrio de Riaza. La niebla cubre con un manto de silencio y quietud, la parte alta del puerto de la Quesera a más de 1700m de altitud,llueve y hace frío, pero como he señalado anteriormente aquí estoy como cada año, por estas fechas, es un rito que llevo cumpliendo desde hace años, siento el leve crujido de las hojas bajo mis pies y el murmullo del arroyo de agua cantarina que se abre paso,por la pendiente,cubierta de un manto de hojas y musgo; la lluvia moja mi cara, pero siento una serena placidez y tal vez me siento hechizado por la melancólica belleza del bosque,no podría describir, ni puedo encontrar palabras que definan lo que he sentido cada vez que vuelvo a un hayedo en Otoño. No en vano quien visita un hayedo, por vez primera no lo olvidará jamas. Gentes de toda condición, he visto con el asombro y la admiración reflejados en sus caras, tras deambular por un hayedo, en una tarde de Otoño. Regreso calado,cansado pero muy satisfecho,con mi compromiso de volver cada otoño mientras pueda y mis huesos me lo permitan.